MIAC

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sábado, 30 de marzo de 2013

Carta al gobernador de PR



Honorable Gobernador, Alejandro García Padilla:

El pueblo de PR representado por usted esta cobijado bajo la constitución que escribieron nuestros antepasados unidos en el mismo compromiso: ser la generación que adelanta el progreso de la igualdad y la justicia social en PR. La constitución de PR inspirada en la constitución de los EUA y en acuerdo con la carta de derechos humanos de la ONU, establece.

ARTICULO II CARTA DE DERECHOS
Sección 1. Dignidad e igualdad del ser humano; discrimen, prohibido.
La dignidad del ser humano es inviolable. Todos los hombres son iguales ante la Ley. No podrá establecerse discrimen alguno por motivo de raza, color, sexo, nacimiento, origen o condición social, ni ideas políticas o religiosas. Tanto las leyes como el sistema de instrucción pública encarnarán estos principios de esencial igualdad humana.

La dignidad de la comunidad es inviolable y el discrimen, prohibido. Esto es que no se puede permitir nada escrito en la ley que violente la dignidad de las personas, ni que las discrimine. Continua, nuestra Carta de Derechos escrita en nuestra Constitución. “Todos los hombres son iguales ante la ley.” Todos los hombres, entiéndase por raza humana son iguales ante la ley. Todos ante la ley debemos de ser iguales. Pero, en realidad la comunidad diversa no es igual ante la ley. No, a la comunidad diversa se la ha negado el derecho a ser protegido por la ley 54.

- A las mujeres y hombres que no están en relaciones heteronormativas la ley 54 no les cobija.
- Aquellas o aquellos identificados como el/la otra, el/la adultera, el/la chilla, la ley 54 no les protege.
- Aquellas personas en noviazgos, la ley 54 no les cubre.
- Aquellos ancianos en relaciones de familias diversas, quedan aun sin ser reconocidos.

Sin embargo, la ley 54 se creo para proteger a las personas envueltas en dinámicas muy especiales y diferentes, que solo se dan en las relaciones donde hay intimidad familiar, emocional, psicológica y/o física. La ley de violencia domestica se creo para proteger de las dinámicas de abuso de poder y control que se manifiestan en las relaciones humanas y de familia.
Las leyes son, para garantizar la dignidad de los seres humanos, por eso es que todos debemos ser iguales ante la ley. Las leyes son, para garantizar justicia para todos ante la ley. Las leyes son, para fomentar la paz de todos.

Honorable Gobernador Alejandro García Padilla, usted será el gobernador que escogió adelantar la democracia, al apoyar que las enmiendas que a la ley 54 PC 488, PS 238 cubran y protejan a todas la familia en contra de la violencia y el discrimen. Al aprobar leyes, que reconozcan la diversidad de nuestra comunidad, sin castigar al ciudadano o ciudadana por su orientación sexual y/o de identidad de género, ni por razones de creencias religiosas, usted Honorable Señor Gobernador hará justicia.

No proteger a las familias diversas de Puerto Rico, es no hacer valer su dignidad como personas ante la ley y discriminarlas. Para los que aspiramos a una sociedad justa, equitativa y de paz, entendemos que el abuso de poder y control que violenta las vidas puede ser controlado con enmiendas a las leyes, enmiendas que coloquen a todos los ciudadanos en una posición de igual ante la ley.

Me despido con una hasta pronto y citando las palabras del Presidente Abraham Lincoln.
"Este país y sus instituciones, pertenece al pueblo, y cuando éste crea que el gobierno existente no es lo bastante bueno, puede modificarlo en virtud de su derecho constitucional, aún para ello tenga que apelar a la revolución. Mientras el pueblo vigile y sea virtuoso, ninguna administración podrá perjudicar gravemente al gobierno ni al país..."

Atentamente,
Pastora Yenán Silén
Fundadora de el MIAC

La diversidad es nuestra realidad



Por: YENÁN SILÉN, PHD

La diversidad es nuestra realidad, hoy más que nunca necesitamos abrazar las diferencias, las cuales manifiestan la diversidad.  Puerto Rico, como en el mundo entero, está participando de un proceso natural en el cual se aproxima a  madurar, crecer y cambiar.  
Este proceso, requiere reconocer que nuestras familias no son las mismas de antes.  Es imperante aceptar que el ser humano es diverso como la propia expresión misma de su naturaleza. Creas en Dios o no, no hay un ser idéntico al otro, no hay una huella digital o un ADN, un individuo, una pareja, una familia igual.  La diversidad reconoce y celebra la variedad biológica e intrínseca de cada ser humano.
Manifestar la diversidad familiar ha requerido de luchas y cambios. Según el ser humano ha adquirido entendimiento de su naturaleza única, ha crecido y madurado, logrando reconocer su propio “yo”, y seguido del “soy”, esta realidad nos reta a reconocer al “otro.” En el reconocimiento del valor humano que posee el prójimo,  donde la diversidad se hace una realidad innegable, nuestro prójimo debe ser amado (a), cuando le reconocemos su propio “yo”.
Los derechos humanos reconocen la diversidad y la dignidad de todos los seres humanos,  nos confrontan, motivan y exigen que continuemos creciendo a manifestar el llamado mayor: el amor al prójimo.  El amor al prójimo nos invita a abrir nuestro entendimiento a la realidad del “otro”, a que lo levantemos a disfrutar el goce de una vida digna, desde la diversidad de su ser.
La diversidad es nuestra realidad, mucho más visible en nuestros tiempos,  por lo que hoy podemos apreciar como los pueblos se levantan a reconocer los derechos de nuestros hermanos desprotegidos, discriminados, rechazados, y separados. Esto sucede  por causa de hacerles sentir que no encajan en los moldes tradicionales de familia y sociedad, así como en aquellos fundamentos religiosos que aprendimos, pero que son consecuencia de un pasado que ya no existe.
 La diversidad siendo real, nos obliga a conocerle,  nos invita a comprender y reconocer que la comunidad LGBTT ha existido, existe y existirá entre nosotros.  A la comunidad LGBTT, quienes aun reconociendo su propia identidad u orientación sexual,  durante mucho tiempo se les ha trastocado su dignidad al no reconocerlos como humanos dignos del amor y de sus derechos, concluyendo hacer de su orientación sexual o identidad de género un crimen.
La diversidad es nuestra más grande realidad, realidad que todos y todas debemos reconocer en  nuestro prójimo, solicitando para toda nuestra comunidad los mismos derechos que disfrutamos los que sí somos reconocidos por la ley.
Es hora de que Puerto Rico comience a reconocerlos, según está escrito en la constitución de nuestro país, resaltando y haciendo real aquellos postulados constitucionales sobre la igualdad ante las leyes, de nuestra diversidad de razas, religiones, orientaciones sexuales e identidades de género. Todos y todas somos parte de una familia diversa a la que Jesús ama por igual,  por ello hay que otorgar todos los derechos a todas las parejas, y todas las familias diversas, pero sin distinción alguna.

Yenán Silén  PhD, es pastora de la congregación Casa de Gracia, y fundadora de el MIAC: Movimiento Inclusivo de Apoyo a la Comunidad.