MIAC

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sábado, 30 de marzo de 2013

La diversidad es nuestra realidad



Por: YENÁN SILÉN, PHD

La diversidad es nuestra realidad, hoy más que nunca necesitamos abrazar las diferencias, las cuales manifiestan la diversidad.  Puerto Rico, como en el mundo entero, está participando de un proceso natural en el cual se aproxima a  madurar, crecer y cambiar.  
Este proceso, requiere reconocer que nuestras familias no son las mismas de antes.  Es imperante aceptar que el ser humano es diverso como la propia expresión misma de su naturaleza. Creas en Dios o no, no hay un ser idéntico al otro, no hay una huella digital o un ADN, un individuo, una pareja, una familia igual.  La diversidad reconoce y celebra la variedad biológica e intrínseca de cada ser humano.
Manifestar la diversidad familiar ha requerido de luchas y cambios. Según el ser humano ha adquirido entendimiento de su naturaleza única, ha crecido y madurado, logrando reconocer su propio “yo”, y seguido del “soy”, esta realidad nos reta a reconocer al “otro.” En el reconocimiento del valor humano que posee el prójimo,  donde la diversidad se hace una realidad innegable, nuestro prójimo debe ser amado (a), cuando le reconocemos su propio “yo”.
Los derechos humanos reconocen la diversidad y la dignidad de todos los seres humanos,  nos confrontan, motivan y exigen que continuemos creciendo a manifestar el llamado mayor: el amor al prójimo.  El amor al prójimo nos invita a abrir nuestro entendimiento a la realidad del “otro”, a que lo levantemos a disfrutar el goce de una vida digna, desde la diversidad de su ser.
La diversidad es nuestra realidad, mucho más visible en nuestros tiempos,  por lo que hoy podemos apreciar como los pueblos se levantan a reconocer los derechos de nuestros hermanos desprotegidos, discriminados, rechazados, y separados. Esto sucede  por causa de hacerles sentir que no encajan en los moldes tradicionales de familia y sociedad, así como en aquellos fundamentos religiosos que aprendimos, pero que son consecuencia de un pasado que ya no existe.
 La diversidad siendo real, nos obliga a conocerle,  nos invita a comprender y reconocer que la comunidad LGBTT ha existido, existe y existirá entre nosotros.  A la comunidad LGBTT, quienes aun reconociendo su propia identidad u orientación sexual,  durante mucho tiempo se les ha trastocado su dignidad al no reconocerlos como humanos dignos del amor y de sus derechos, concluyendo hacer de su orientación sexual o identidad de género un crimen.
La diversidad es nuestra más grande realidad, realidad que todos y todas debemos reconocer en  nuestro prójimo, solicitando para toda nuestra comunidad los mismos derechos que disfrutamos los que sí somos reconocidos por la ley.
Es hora de que Puerto Rico comience a reconocerlos, según está escrito en la constitución de nuestro país, resaltando y haciendo real aquellos postulados constitucionales sobre la igualdad ante las leyes, de nuestra diversidad de razas, religiones, orientaciones sexuales e identidades de género. Todos y todas somos parte de una familia diversa a la que Jesús ama por igual,  por ello hay que otorgar todos los derechos a todas las parejas, y todas las familias diversas, pero sin distinción alguna.

Yenán Silén  PhD, es pastora de la congregación Casa de Gracia, y fundadora de el MIAC: Movimiento Inclusivo de Apoyo a la Comunidad. 

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